Con el objetivo de mejorar la variación genética de los cultivos de soja en Paraguay y seguir brindándole tecnologías al agricultor, el Instituto de Biotecnología Agrícola (Inbio) importó 57 germoplasmas de Estados Unidos. Los materiales introducidos son convencionales y RR1, poseen diferentes grupos de maduración y resistencia a múltiples enfermedades.

 

Como parte del programa de mejoramiento de soja, el Inbio importó 57 germoplasmas de soja, convencionales y RR1, de diferentes grupos de maduración y resistentes a diversas enfermedades de la oleaginosa.

 

Al respecto, el Ing. Agr. Aníbal Morel, coordinador del Programa de Mejoramiento de Soja del Inbio, señaló que entre los germoplasmas introducidos se tiene resistencia a macrophomina, el cancro del tallo, mancha ojo de rana y a nematodos como el quiste de la soja, el nematodo de agalla, entre otros.

 

El profesional acotó que los germoplasmas ya están sembrados para su caracterización y la observación de su comportamiento local.

 

“Nos van a servir en el programa de mejoramiento; con la utilización de estos estamos buscando la distancia genética. Actualmente, en Paraguay tenemos poca variabilidad, es decir las sojas disponibles en el mercado tienen parentescos. Vamos a caracterizar y si hay interés en algunos materiales, solicitaremos usarlos en nuestro programa de mejoramiento de soja en Inbio”, resaltó Morel.

 

Sobre la importancia de la distancia genética, el ingeniero explicó que en el caso de que en el futuro aparezca un problema que afecte al cultivo, el distanciamiento genético será muy importante para contrarrestarlo. Un ejemplo de esto ocurrió años atrás con algunas variedades que se tenía en todas las regiones sojeras, con la aparición del cancro del tallo, recordó.

 

“Cuando el distanciamiento genético se acorta, es decir, hay parentesco entre las variedades, si aparece una pandemia, principalmente de hongos o virus, todas las variedades del mercado estarían afectadas, pero si hay distancias genéticas, pueden existir variedades que resistan”, resaltó.

 

El programa de mejoramiento de soja del Inbio se va fortaleciendo cada vez más gracias a los acuerdos establecidos con diferentes organizaciones e instituciones tanto nacionales como internacionales, a fin de seguir ofreciendo innovación y tecnología aplicada a la agricultura.

 

Una de las alianzas que tiene presente la institución es el memorando de entendimiento con Verdeca LLC para la introducción y desarrollo de variedades con el gen de tolerancia al estrés hídrico HB4.

 

Asimismo, se viene realizando trabajos en conjunto con el Centro Internacional de Ciencias Agropecuarias y Forestal del Japón (JIRCAS) para el apilamiento de genes de resistencia a roya y cercóspora.

 

El Inbio también mantiene una alianza con el Instituto Paraguayo de Tecnología Agraria (IPTA), a través de la cual van desarrollando variedades con resistencia a roya y a otras enfermedades, de las cuales algunas ya están siendo comercializadas a nivel local, e inclusive fuera del país, entre ellas la Sojapar R19, Sojapar R24, Sojapar R34, Sojapar R49 y Sojapar R75.

 

En la actualidad, el Inbio utiliza marcadores moleculares como herramienta de mejoramiento vegetal, con el objetivo de acelerar el proceso de introducción de tecnología en las nuevas variedades.

 

En ese sentido, Miory Uno, analista molecular del Inbio, indicó que el proceso se realiza mediante la extracción del ADN de las plantas de soja al igual que su amplificación, a fin de observar a través de la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) si contiene o no los genes que son el objetivo.

 

“Una vez generadas varias copias del ADN de interés lo hacemos correr por electroforesis, que nos brinda como resultado bandas en donde podemos determinar si existe o no el gen de interés”, puntualizó la analista.

 

[Fuente: Inbio]