La familia genética y la utilización de líneas genéticas probadas son pilares fundamentales al momento de seleccionar reproductores, que pueden determinar, en gran medida, el éxito del negocio ganadero.
El Ing. Agr. Juan Pablo Lobo, administrador de Ganadera Buena Vista, habló con Productiva sobre los criterios a tener en cuenta a la hora de seleccionar reproductores, e indicó que cada raza tiene sus características y particularidades, pero que todo se desprende de la genética.
Al respecto, destacó la utilización de líneas genéticas probadas, que tengan DEP (Diferencia esperada de la progenie), ya que brindan datos de las distintas razas para cada ítem, que le permiten al productor tomar decisiones sobre determinadas características y lograr significativos progresos genéticos en el rodeo.
“Cuando uno insemina o hace embriones tiene a disposición en el mercado distintas familias genéticas probadas y gracias a eso uno sabe si al inseminar con tal toro qué promedio te puede dar en circunferencia escrotal, peso al nacimiento, al destete, etc.”. Agregó que esos datos son claves a la hora de determinar qué toros son más aptos para vaquillas y las demás categorías.
Teniendo en cuenta que los reproductores deben ser animales superiores en diferentes sentidos, Lobos explicó que deben pasar por distintos tipos de evaluaciones, entre ellos la circunferencia escrotal. “En caso de un nelore, a los 18 meses tiene que tener 26 a 28 cm de circunferencia escrotal; un brangus tiene que estar ya por los 30 cm y todos tienen que llegar a su rango ideal para los dos años, cuando el reproductor está listo y se debe pasar la andrología para los registros”, ejemplificó.
Otro criterio importante a la hora de seleccionar reproductores es el fenotipo, es decir, lo que se ve, como la conformación general y estructura del animal donde entran en cuestión el aplomo, la cabeza, la forma de caminar. “Es muy importante porque acá se observa la calidad racial del animal”, recalcó.
Respecto al tiempo que conlleva la preparación de un reproductor, indicó que este varía bastante en relación con el recurso forrajero. Detalló que si la preparación se va a realizar sobre pastura, uno puede tener listo al animal a los 18 meses, mientras que a campo natural se debe incluir una suplementación más apretada por la limitación del recurso forrajero y puede demorar incluso dos años, que puede variar entre razas. “Generalmente, a partir de los 24 meses suelen estar listos, pero puede variar dependiendo de la raza; un brangus o braford a veces está listo en 20, 22 meses a diferencia de un nelore o un brahman, que te llevan normalmente 28 a 30 meses para unas condiciones mega aptas”, recalcó.
Por último, comentó que el volumen es un factor que puede marcar el éxito en cuanto a la preparación de reproductores y su venta en el mercado. “Utilizar una buena genética y hacer en volumen es la clave, todo el mundo quiere toros”, resaltó.
[Foto: Gentileza / Ing. Agr. Juan Pablo Lobo]