La utilización de las algas como fertilizante se remonta al siglo XIX, cuando los habitantes de las costas recogían las grandes algas pardas arrastradas por la marea y las aportaban en sus terrenos, indica en su web Alltech Spain.

 

No obstante, no solo se utilizan en la agricultura, sino también en el ámbito culinario, cosmético, medicinal e incluso industrial para sintetizar gomas mediante unos compuestos extraídos de las paredes celulares de las algas llamados ficocoloides.

 

Las algas son organismos fotosintetizadores (utilizan la luz solar para laborar su propio alimento) de organización sencilla que viven en el agua o en ambientes muy húmedos. Pertenecen al reino protista y, técnicamente, son los organismos autótrofos (que elabora su propia materia orgánica a partir de sustancias inorgánicas) que realizan la fotosíntesis oxigénica, si excluimos a las plantas (Embriophyta).

 

¿Cuáles son los principales usos de las algas en la agricultura del siglo XXI?

1. Bioestimulantes o fertilizantes:

Aunque los extractos de algas no responden exactamente a la definición de fertilizantes, ya que no contienen cantidades significativas de macro y microelementos, sí contienen en mayor o menor medida gran parte de los nutrientes básicos en trazas.

 

Las algas pardas contienen polisacáridos tipo laminarinas, fucoidanos y alginatos cuyos extractos pueden inducir la producción de auxinas y citoquininas naturales en las plantas sobre las que se aplican, lo que se ha demostrado mediante bioensayos.

 

Esas sustancias permiten que los extractos de algas sean unos de los mejores bioestimulantes del mercado para su uso en cultivos de papas, alcachofas, cítricos, orquídeas y pastos.

Algunos beneficios que producen los extractos de algas en los cultivos son:

 

-Crecimiento vigoroso: las ramas crecen a lo largo y con aumento de diámetro.
-Induce la brotación natural: sin alteraciones en la planta.
-Notable resistencia a los efectos climáticos: como heladas, fuerte calor, sequedad y en general, mayor resistencia a los ataques de las plagas.
-Potencia la acción de los fungicidas.
-Ayuda a superar la crisis del postransplante.
-Plantas más fuertes: las raíces adquieren mayor longitud y ramificación.

2. Nutrición animal:

El aceite de pescado es la fuente principal y más común de ácidos grasos omega-3 EPA (ácido eicosapentaenoico) y DHA (ácido docosahexaenoico). Sin embargo, debido a la disponibilidad limitada, problemas de sostenibilidad, riesgos contaminantes e inconsistencia en su perfil nutricional, además de precios cada vez más altos, algunos acuicultores están optando por utilizar alternativas más baratas y ricas en omega-6 como los aceites de soja, de semilla de algodón y de girasol. Sin embargo, todas estas alternativas son bajas en ácidos grasos Omega-3 EPA y DHA.

 

Las algas ya son comercializadas como fuentes sostenibles y alternativas a los aceites de pescado.

 

Además, desde el punto de vista nutricional han demostrado equivalencia a los aceites vegetales, ya sea por estabilidad y sus niveles nutricionales, además de presentar un mejor perfil de aminoácidos. Sus características permiten su uso como ingrediente de energía en la alimentación animal. El resultado son alimentos enriquecidos (carne, leche y huevos) para el consumo humano.

Fuente: Alltech Spain