Con el propósito de conocer los criterios de examinación de las invenciones biotecnológicas que pueden ser aplicadas a la agroindustria, la Cámara de Fitosanitarios y Fertilizantes (Cafyf) y la Dirección Nacional de Propiedad Intelectual (Dinapi) desarrollaron dos jornadas de capacitación online en base a experiencias registradas en Argentina y Chile.

 

El seminario web fue desarrollado el 25 y 26 de agosto y contó con la presencia de representantes de la Dinapi, del Servicio de Calidad y Sanidad Vegetal y de Semillas (Senave), del sector académico, de la Asociación Paraguaya de Obtentores Vegetales (Parpov), de Crop Life Latin América y de Cafyf.

 

En la oportunidad, la Lic. Maricel Gil, jefa de División de Biotecnología del Instituto Nacional de la Propiedad Industrial (INPI) de Argentina y el Prof. Dr. Francisco Romero Oliva, perito externo del Instituto Nacional de Propiedad Industrial del Ministerio de Economía (Inapi) de Chile, se encargaron de exponer las experiencias logradas en sus respectivos países.

 

Sobre los estudios de inventos biotecnológicos, los disertantes resaltaron que el denominador común de estas experiencias es que están logrando agilidad en los procesos, con todos los pasos cumplidos, a través de la digitalización y recursos humanos capacitados.

 

La primera jornada de capacitación impartida por Gil estuvo enfocada en la biotecnología vegetal y los procesos que realizan en Argentina cuando existen solicitudes para los cultivos transgénicos y todo lo relacionado a la agroindustria. Durante la pandemia, el INPI puso todas las herramientas necesarias a disposición de los examinadores para que la actividad no disminuya y no sea motivo de atraso.

 

En Argentina están liberadas 61 semillas transgénicas y más de la mitad corresponde a maíz. El resto de las plantas aprobadas para la liberación son soja, alfalfa, cártamo y algodón.

 

La disertante señaló que los eventos transgénicos se caracterizan por los rasgos de tolerancia a herbicidas e insectos lepidópteros, coleópteros, alto contenido a ácido oleico, resistencia a sequía, resistencia a virosis, menor contenido de lignina (en el caso de la alfalfa) y en cártamo, por la producción de quimosina bovina.

 

Gil resaltó, sobre el punto, que “esto muestra que el cultivo transgénico no es solo importante por sí mismo, sino que comienza a utilizárselo como un biorreactor para poder disminuir los costos, como la quimosina bovina utilizada en la industria láctea”.

 

“Lo más importante es conocer los cultivos transgénicos y la biotecnología aplicada a los cultivos que permitimos patentar o no en Argentina. Antes que nada, debemos pensar sobre las reivindicaciones que nos están pidiendo, las mismas deben ser claras, reproducibles, que tengan sustento en la memoria y que cumplan los requisitos básicos de patentabilidad, que son novedad, actividad inventiva y aplicación industrial”, agregó la expositora.

 

Durante la segunda jornada, el Prof. Dr. Francisco Romero Oliva, perito externo del (Inapi) de Chile, destacó la importancia de capacitar a nuevos peritos en patentes de invención en biotecnología. “Es muy importante poder estimular a la gente que no sabe de patentamiento y a los que saben, darles más hincapié para hacerles ver las ventajas que ofrece y que con patentar ganamos todos”, indicó.

 

Habló también sobre la legislación chilena, pero resaltó que normalmente las legislaciones son similares. En la oportunidad, resaltó que el INPI, anteriormente llamado Departamento de Propiedad Industrial, logró crecer y transformarse en un instituto nacional con mayor autonomía, lo que le obligó a ir actualizándose y mejorando la calidad de su servicio.

 

Recordó que antes, cuando era Departamento de Propiedad Industrial, las solicitudes para analizar los criterios técnicos tardaban hasta ocho años. Sin embargo, “hoy los tiempos son mucho menores, gracias a las mejoras que se han hecho”, mencionó el perito externo del Inapi.

 

“Como perito externo, estoy revisando documentos que ingresaron en abril del año pasado. En 10 meses estamos emitiendo el primer informe pericial”, acotó Oliva.

 

En ese sentido, los exámenes periciales realizados en el Inapi, en una primera instancia, están a cargo de un examinador externo. “En el área de biotecnología somos 22 personas, en total somos 114 que nos desempeñamos en cinco distintas áreas de patentabilidad existente. Además del perito externo hay un examinador interno”, señaló el disertante.

 

En la clausura del evento, la Dr. Berta Dávalos, directora general de la Dirección de Propiedad Industrial, agradeció a los disertantes por los conocimientos compartidos, ya que la institución busca fortalecer las capacidades de la Dirección de Patentes para dar la seguridad a todos los inventores que recurren a la institución en busca de la protección de la propiedad intelectual.

 

Por su parte, el Ing. Agr. Francisco Fracchia, vicepresidente de Cafyf, destacó la calidad del evento y de los participantes al tiempo de agradecer a los expositores, quienes compartieron la experiencia de sus respectivos países.

 

Resaltó que desde la industria el principal desafío es asegurar la provisión de alimentos e insumos para la población. Para ello señaló la importancia de la biotecnología, el fitomejoramiento y el uso responsable de los recursos naturales.

 

“Sin el apoyo y sin el incentivo a los científicos para seguir contribuyendo a la creación de nuevos desarrollos tecnológicos esto no va a ser logrado. La cooperación del sector académico, público y privado, como lo estamos haciendo ahora, es clave para este objetivo. La propiedad intelectual y la industrial tienen un rol importantísimo para reconocer y proteger esos novedosos desarrollos tecnológicos. Esto es fundamental para que nuestro país y toda la sociedad y pueda acceder y beneficiarse de los avances tecnológicos”, finalizó.

 

[Fuente: Cafyf]