La región Occidental tiene un potencial enorme de desarrollo, por lo que cada vez más capta el interés de investigadores y productores locales y extranjeros que buscan adaptar los sistemas de producción –sobre todo agrícolas- a las características particulares de esta zona.

 

La producción en el Chaco implica un gran riesgo, ya que las desfavorables condiciones climáticas y de suelo propician grandes impactos económicos para el productor, es por eso que los trabajadores de esta zona crean sus propios sistemas de autoabastecimiento hídrico para hacer frente a las fuertes sequías que asolan la región.

 

Uno de los sistemas más comunes de almacenamiento de agua es el aljibe, que en el Chaco paraguayo tiene una dimensión de aproximadamente dos hectáreas, algo poco común, y es por ello que productores de Argentina y Brasil vienen hasta nuestro país para observar y copiar la particular técnica que tienen los chaqueños para juntar agua, resalta el boletín de la Unión d Gremios de la Producción (UGP).

 

“Nuestro modo de operar se basa en las características del árbol samu’ũ, una especie arbórea de la región que junta el agua de lluvia en su tronco formando lo que pareciera una panza, para autoabastecerse de agua en los tiempos de sequía. Este árbol panzón -como se lo llama- es parte de la vegetación nativa de este suelo árido”, expresa Stefan Isaak, ingeniero forestal de la Cooperativa Neuland.

 

Explica que se cava en una superficie de dos hectáreas para formar una curva de nivel y en su centro se junta el agua de lluvia (las pocas veces que hay precipitaciones) y también se bombea agua de algún tajamar hasta la represa. Una vez retenida el agua en el aljibe, se transporta a través de camiones cisterna o sistemas de cañerías hasta la ciudad, en donde se trata el agua con modernos equipamientos de filtrados para su posterior consumo y utilización.

 

“Las represas tienen alrededor de 68 millones de litros de agua de lluvia que van hasta la ciudad y abastecen a 3000 personas. Cada habitante tiene su sistema de captación de agua que se direcciona hasta una represa común y, por supuesto, cada productor destina una parte de su propiedad para realizar un tajamar”, acotó.

 

Licencia ambiental para 320 000 hectáreas

 

La Cooperativa Neuland, ubicada en el departamento de Boquerón, obtuvo una licencia ambiental global por parte del Ministerio del Ambiente para trabajar en 320 000 hectáreas. La autorización fue ganada gracias a un arduo trabajo de investigación que llevó años y que permitió desarrollar un proyecto de sostenibilidad ambiental ligado a la producción ganadera.

 

Neuland trabaja en este proyecto con aproximadamente 450 productores en un total de 850 fincas.

 

[Fuente: boletín de prensa de la UGP]

[Foto: Portal Guaraní]