William Frantz, productor de Domingo Martínez de Irala (Alto Paraná), mencionó en Nación Productiva que la sequía, primero, registrada en la época de siembra de la soja zafriña y durante su desarrollo, y las abundantes lluvias en el periodo de cosecha complicaron la actividad, por lo que la soja levantada en esta ocasión ya no sirve para el plan semillero, debido a que no alcanzó el padrón de calidad, pero sí para grano comercial.

 

El agricultor explicó su plan inicial era destinar toda su área a la reproducción de semillas; sin embargo, eso no fue posible debido a las adversidades climáticas. Mencionó que las parcelas sembradas en enero, afectadas por la sequía, fueron totalmente descartadas para semillas y se destinaron para grano comercial.

 

Agregó que ahora están cosechando las parcelas sembradas en febrero, pero debido al exceso de lluvias solo el 10 % tiene calidad para semilla, el resto va para soja comercial.

 

«Por ejemplo, yo tenía algunos campos que estaban por cosechar y tuvimos unos 200 mm de lluvia e hicimos toda la precosecha y no dio la calidad de semilla, entonces cosechamos para soja comercial», sostuvo Frantz.

 

Mencionó que las primeras parcelas cosechadas, que sufrieron sequía en el periodo de llenado de granos, arrojaron entre 1900 y 2000 kg por hectárea. En tanto que las que se están levantando tienen un rinde estimado de entre 2300 a 2500 kg por hectárea, una productividad media que el agricultor considera que continuará en las próximas áreas a cosechar.

 

Sostuvo, además, que el punto de equilibrio de acuerdo con el escenario presentado, estaría en torno a los 2000 a 2200 kg/hectárea.

 

Resaltó también la diferencia de costos entre semillas y soja comercial, puntualizando que seria de 25 % a 30 %, ya que implica desde la sembradora hasta la cosechadora, que deben estar muy limpias, al igual que los camiones.

 

«Es toda una cuestión, ya que empieza desde la parte operacional de hacer bien la limpieza de la sembradora, todas las gestiones, la cosecha y mucho más. Todo tiene que estar en buenas condiciones y esto va sumando, lo que hace más costoso luego», agregó.

 

«Nosotros sembramos una semilla de muy alta calidad, con un valor agregado para poder tener justamente una buena semilla y luego el cuidado para todo el cultivo. Porque la inversión tiene en mira herbicidas, fungicidas, insecticidas para evitar malezas y así hacer un buen trabajo», concluyó.