“Cómo Japón está revolucionando la agricultura sin tierra ni trabajadores” es el título del reportaje publicado recientemente por la cadena BBC, en el que se detallan las ideas planteadas por el investigador Yuichi Mori en 2011, durante su charla en TED Talks Tokio, acerca de una agricultura con poco terreno y escasa mano de obra que pueden dar solución a los actuales problemas mundiales: falta de espacio y recursos disponibles y aumento de la demanda de alimentos.

 

En la década de los 60 el mundo se enfrentaba a un enorme reto alimentario. Las técnicas tradicionales de agricultura se habían quedado obsoletas ante el imponente desafío de alimentar a una población mundial que se acercaba a los 3.000 millones de habitantes. Ante esta crisis, aquellos años asistieron a la célebre revolución verde de Norman Borlaug, un ingeniero agrónomo estadounidense al que muchos consideran el padre de la agricultura moderna y posiblemente el ser humano que más vidas ha salvado en la historia.

 

En apenas veinte años la agricultura cambió por completo. Modernas tecnologías, nuevas variedades de semillas más resistentes a los climas extremos y plagas, novedosos métodos de cultivo, incorporación de métodos mecánicos, de riego y cultivo a gran escala y la aparición de eficaces fertilizantes y plaguicidas fueron algunos de los elementos que revolucionaron las prácticas que se habían desarrollado en siglos anteriores.

 

En pleno siglo XXI y con una población que ya supera ampliamente los 7500 millones de habitantes (doblando por mucho los habitantes del planeta en apenas medio siglo), todos los expertos coinciden en que necesitamos una nueva revolución para hacer frente a las crecientes necesidades globales y es posible que ese nuevo giro copernicano provenga del país menos esperado: Japón.

 

Uno de los países más densamente poblados del planeta es Japón, que hoy en día supera ampliamente los 127 millones de habitantes que se distribuyen sobre una pequeña superficie de apenas 377 000 km², aproximadamente la mitad que Francia y mucho más reducido que España y sus más de 500 000 km².

 

No obstante, esa sobrepoblación y falta de espacio están provocando soluciones imaginativas e innovaciones tecnológicas importantes. Japón, movido por sus limitaciones, está llevando a cabo una serie de proyectos que responden precisamente a esos problemas: falta de espacio y recursos disponibles.

 

Según la BBC, la propuesta de Mori implica una película de polímero transparente hecha a base de un hidrogel permeable que ayuda a almacenar líquidos y nutrientes. Las plantas crecen en la parte superior de la película y las raíces se desarrollan a un lado. Además de permitir el crecimiento en cualquier entorno, la técnica consume un 90 % menos de agua que la agricultura tradicional y no utiliza pesticidas, ya que los poros del polímero bloquean los virus y las bacterias.

 

Actualmente, la agricultura utiliza el 70 % de la extracción de agua dulce del mundo, y cultivar alimentos para una sola persona requiere alrededor de 2000 y 5000 litros de agua al día, así que las técnicas de Mori no solo solucionan la falta de terreno cultivable de Japón, sino que ahorran una notable cantidad de agua dulce, un recurso que en el futuro será decisivo globalmente.

 

Granjas verticales que solucionan el problema del escaso terreno disponible para cultivo, drástica reducción del agua en agricultura, así como una menor utilización de fertilizantes y pesticidas son tres elementos que resultarán esenciales en las próximas décadas. Pero las aportaciones de Mori no terminan aquí, pues su producción vertical incluye un factor mecánico que reduce los costes en mano de obra y aumenta la automatización del sector agrícola. El uso de sensores, drones, robots e inteligencia artificial se incorporará próximamente al cultivo y recolección, haciendo que las duras labores agrícolas sean más sencillas y rápidas.

 

Las compañías especializadas en la nueva agricultura tecnológica han desarrollado a lo largo de estos años sensores muy precisos con los que es posible controlar automáticamente la luz artificial, los nutrientes, el dióxido de carbono y la temperatura de cultivo hidropónico.

 

Así también, las industrias tecnológicas aplican sus drones y robots a la agricultura, ya sea para la fumigación, la recolección o el riego, mientras que otras compañías presentan robots, tractores, cortadores, recolectores y un sinfín de posibilidades que representan la nueva “revolución verde” que ya estamos necesitando.

 

[FuenteYahoo Noticias España]